Siguiendo con los artículos de como ser un buen padre, hoy vamos a ver una serie de consejos sobre las amenazas y palabras que no debe decir un padre a su hijo
En momentos de enfado con nuestros hijos podemos reaccionar de manera precipitada, diciendo o realizando acciones, de las que más tarde nos arrepentimos, pero que a nuestro hijo pueden afectar.
Consejos sobre las amenazas y palabras que no debe decir un padre a su hijo
Las palabras pueden hacer daño a tu hijo
Las palabras pueden herir a los niños, incluso más que un cachete, algunas palabras, sobre todo si se repiten, pueden dañar a un niño igual que los castigos corporales. Las palabras que pronunciamos a nuestro hijo bajo el efecto de enfado o del hartazgo, las palabras que pronunciamos por costumbre, sin pensar demasiado, pueden hacer mucho daño.
El padre que pronuncia estas palabras, una vez calmado, las olvida o las lamenta. El niño, que es el que las ha recibido, en cambio, las guarda mucho tiempo en el corazón, donde trazarán su venenoso camino, como una herida o una incomprensión secretas. A menudo se piensa que los niños, por el hecho de ser pequeños e inconscientes, no nos comprenden u olvidan rápidamente. Lo pensamos porque nos conviene, porque fingimos ignorar el efecto que pueden tener palabras demasiado fuertes.
Algunas de estas frases frenan al niño en su impulso vital, otras afectan a su autoconfianza, todas hacen daño porque hieren el niño en su sensibilidad y en el temor que nos profesa.
Las amenazas a los hijos – Como hablar a un hijo
Cuidado; es deseable, preventivamente, recordar la regla de avisar al niño de lo que implica transgredirla. No se trata de amenazar sin parar para conseguir que esté tranquilo.
Las amenazas puntuales, vacías de sentido o excesivas como: “Si continúas así te vas a ganar una torta», “Para o te bajas del coche y me voy sin ti”, “Si no eres bueno, Papá Noel no te traerá nada”. Son una forma banal, pero infantil y nociva de disciplina. No se educa a un niño amenazándolo y metiéndole miedo.
El niño necesita aprender lo que es un comportamiento inaceptable, dónde se sitúa el límite y qué pasa si va demasiado lejos. Pero no puede creer si se la llama constantemente al orden mediante amenazas. Sobre todo porque las amenazas excesivas jamás aplicadas, y por lo tanto sin sentido, hacen perder todo el valor a la palabra de los padres.
Es importante que cuando se dice que una cosa va a pasar, pase efectivamente. Así que mejor será no pronunciar demasiadas amenazas vacías o causadas por la exasperación.