Los niños protestan generalmente por los límites impuestos, pero hay reglas de los padres hacia los hijos que estos, saben que están ahí para protegerles y que tienen un sentido.
Así pues, os dejamos unas pequeñas pautas, unas reglas básicas que un padre debe tener en cuenta para sus hijos.
Reglas de los padres hacia los hijos
Las reglas e intervenciones paternas imprevisibles, que son consecuencia directa del estado de ánimo más o menos tolerante de los padres en ese momento, provocarían confusión, frustración y revuelta. Por lo tanto, los niños necesitan conocer las reglas que los gobiernan.
Reglas claras: Para que se puedan aplicar, las reglas de padres a hijos deben entenderse; por lo tanto deben expresarse con claridad. Frases cortas, con palabras sencillas. Por ejemplo:
“Hay que lavarse las manos antes de sentarse a la mesa”.
“Hay que tender la toalla del baño después de secarse”.
Reglas comunes: Las mejores reglas para niños en casa, son aquellas que se aplican a toda la familia, sin distinción de generación o de género. Por ejemplo:
“No se habla con la boca llena”;
“No se hace ruido el domingo antes de las diez de la mañana”.
Reglas flexibles: Las reglas deben existir, pero no pueden seguirse al pie de la letra. A menudo deben adaptarse a la situación o tener en cuenta a cada niño. La regla “Cada uno duerme en su cama” puede transgredirse una noche en que hay una tormenta muy ruidosa.
Reglas estables: Seguir las reglas es imposible si cambian sin parar. Lo que está autorizado un lunes debe también estarlo un martes. Lo mismo para lo que está prohibido.
Si se le llama la atención al niño que se balancea con la silla comiendo, pero la madre hace como si no lo viera por la noche, el niño aprenderá que las reglas son algo variable, que puede cambiarse según el momento. Encontrará la ocasión de desafiar las reglas de los padres en casa día tras día para ver cuáles “aguantan” y lo que pasa ese día.
Desvíos tolerados: Mejor ser consciente de ello desde el principio: una regla nunca se aplicará al pie de la letra hasta que no se convierta en una costumbre. Los niños no son unos robots a los que se programa una vez y ya está. Lo importante es que la regla vaya acompañada de sus instrucciones y el niño debe saber lo que le pasará si no obedece.
Si crees que es necesario imponer estas reglas de padres a hijos, empieza cuanto antes para que tu hijo se tome en serio todas las normas impuestas en casa.