¿Qué debo hacer como padre si no me gustan los amigos de mi hijo? Esta, es una de las muchas preguntas que se hacen los padres cuando tienen este tipo de problema en particular.
En el artículo de hoy, os daremos algunos consejos e ideas para intentar alejar las malas amistades de vuestros hijos y podáis estar tranquilos cuando llegue la hora de salir de casa y quede con sus amigos.
Qué debo hacer como padre si no me gustan los amigos de mi hijo
Conocer a sus amigos
Antes de plantearte prohibir a tu hijo ir con esa pandilla de amigos, puedes empezar por conocerlos mejor. Puedes animar a tu hijo a invitar a sus amigos a casa, para poder así conocerlos. Debe sentirse respetado en su selecciones para poder escoger él mismo entre lo que le gusta y lo que le gusta menos.
Para ello, tiene que sentirse libre en sus relaciones con los demás, sin por ello sentirse solo. No debes tener una mirada demasiado crítica sobre sus gustos, sus actividades o sus amigos, ya que se sentiría incomprendido y correría el riesgo de encerrarse en sí mismo. Lo que significa dejarle hacer todo lo que quiera…
Si alguno de sus amigos te preocupa porque piensas que tiene una mala influencia sobre tu hijo, lo mejor es dialogar, intenta saber que hacen, a dónde van, etc. cuando están juntos.
Intenta ser cauto en lo que quiere: no olvides, en ningún momento, que un juicio negativo podría tener el efecto complemente opuesto al buscarlo. En lugar de prohibir, más vale hacerle comprender con delicadeza que es lo que sería mejor para él.
El grupo que se aparta de las normas
Los fenómenos de grupo pueden influir a algunos adolescentes y llevarlos a adoptar comportamientos que no hubieran tenido por sí solos. El riesgo, es la identificación del adolescente con el grupo: utiliza al grupo para construirse, pero pierde su identidad para fundirse en la pandilla.
Algunos grupos pueden tener comportamientos adictivos o de desviación de las normas, con un consumo importante de alcohol, por ejemplo.
La actitud correcta consiste en intentar mantener el diálogo para que el adolescente no se aísle y, de ese modo, buscar soluciones juntos. No conviene banalizar la conducta del adolescente, ni tampoco dramatizarla.
El joven no debe quedar reducido a su conducta actual, sino que se le debe considerar en su globalidad, rico en intereses y en potencialidades.
Intenta en la medida posible, tomar solución sobre las malas amistades de tu hijo. Esta situación puede ser difícil de gestionar en familia, pero no hay que dudar en ver y en hablar con un especialista para no aumentar los factores de riesgo.